27 mayo 2012

Miguel Delibes (1920-2010)


Jorge Luis Borges - Límites


Límites 
De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifonte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias,
una que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son los que me ha querido y olvidado;
espacio, tiempo y Borges ya me dejan.
Jorge Luis Borges

21 mayo 2012

Novedades literarias

Si deseáis estar informados sobre las últimas novedades literarias, aquí tenéis el enlace a la página web de un magnífico programa de RTVE, "Página2"

Julio Cortázar

RAYUELA - Capítulo 68
[Capítulo de novela. Texto completo]
Julio Cortázar
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Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
FIN

20 mayo 2012

La poesía hispanoamericana

Hasta finales del siglo XX, el mundo cultural hispanoamericano se asemejó al español, que le sirvió de modelo. Por tanto, los diferentes movimientos literarios siguieron una evolución similar, aunque con algunos años de retraso: barroco, neoclasicismo, romanticismo, realismo.
El primer movimiento literario hispanoamericano fue el modernismo.
El modernismo se inició con la obra del cubano José Martí (Ismaelillo, 1882; Versos libres, 1891; Versos sencillos, 1913), aunque quienes lo hicieron triunfar fueron el argentino Leopoldo Lugones (Lunario sentimental, 1909) y, sobre todo, el nicaragüense Rubén Darío.
Varias tendencias suelen distinguirse en la poesía desde el modernismo en el primer tercio del siglo XX: el postmodernismo, el vanguardismo, la poesía pura y la poesía de la negritud, entre otras.

Postmodernismo
Con este nombre se denomina a la tendencia que supuso la superación del modernismo más brillante. Poetas modernistas como Amado Nervo evolucionaron al final hacia una poesía sencilla, casi neorromántica, donde tiene especial protagonismo lo elemental de la vida cotidiana, el amor a las cosas o a la tierra. En esta línea postmodernista pueden situarse poetas como el mexicano Ramón López Velarde.
Pero, sin duda, las representaciones de la poesía femenina son quienes mejor asumieron las nuevas características: la uruguaya Juana de Ibarbourou (1895-1979), que realiza un apasionado canto a la vida, a los sentidos y a la naturaleza; la también uruguaya Delmira Agustini (1886-1914), cuya poesía se basa en los sentimientos más íntimos y el constante ensueño; la argentina Alfonsina Storni (1892-1938), cuya voz refleja el choque entre la sensibilidad y la vulgar realidad; y, sobre todas, la chilena Gabriela Mistral (1889-1957), Premio Nobel en 1945, con una poesía muy personal que defiende y canta la elementalidad de la vida en libros como Ternura, Tala y Lagar, en los que muestra el amor a los niños y a los entrañables objetos de la vida cotidiana.

Vanguardismo
Aunque no en toda su obra, dentro del vanguardismo de la década de 1920 están los grandes nombres de la poesía en Hispanoamérica. Nos referimos a Vicente Hidobro, César Vallejo, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda y Octavio Paz.
* Creacionismo. Vicente Huidobro (1893-1948), chileno, fue el padre del creacionismo, que supone la aniquilación del mundo real, descriptivo y anecdótico para que el poeta cree su propia realidad con la utilización de técnicas y recursos de otros vanguardismos que le llevana una verdadera experimentación. Su libro más celebrado es Altazor (1931).
* Ultraísmo. En el ultraísmo se sitúa Jorge Luis Borges (1899-1986), argentino. A la riqueza retórica del ultraísmo, añade Borges un mundo intelectual lleno de símbolos, juegos de palabras, paradojas, contrastes, etc., en libros como Fervor de Buenos Aires o Luna de enfrente.
* Surrealismo. Por último , en el surrealismo se encuentran César Vallejo, Pablo Neruda y Octavio Paz.
- César Vallejo (1892-1938), nacido en Perú, compaginó siempre la poesía humanizada y comprometida con los aspectos más arriesgados de los vanguardismos que le llevan a una exploración constante del lenguaje poético. Después de Los heraldos negros, de influencia modernista, publica su obra maestra Trilce, donde expresa un mundo descoyuntado, una visión desolada dela realidad y practica una ruptura lingüística cercana al hermetismo y al automatismo surrealista. En su último libro, Poemas humanos, intensifica la humanización, dolorido por el caos del mundo.
Masa 
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

César Vallejo, Poemas humanos, España, aparta de mí este cáliz 

- Pablo Neruda. (1904-1973). Nació en Parral (Chile). Su verdadero nombre era Ricardo Neftalí Reyes. Estudió Derecho en Santiago, donde conoció el ambiente literario y la bohemia. Viajó como diplomático por todo el mundo. En España contactó con el grupo del 27, al que transmitió su idea de una poesía comprometida. Militó en el Partido Comunista chileno y fue senador. En 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1973 publicó sus memorias (Confieso que he vivido).
Las composiciones de juventud de Neruda intentan superar el modernismo imperante en la época por medio de una visión más personal y humanizada.
En ellas predomina el tema amoroso, centrado en la figura femenina, de la que nace el sentimiento de plenitud, pero también la soledad. La mujer es contemplada por el amante, el único que toma la palabra. Pertenece a esta tendencia Veinte poemas de maor y una canción desesperada (1924).
A partir de Residencia en la tierra (1933-1949) Neruda explora formas expresivas próximas a la vanguardia, sobre todo procedimientos surrealistas.
En su producción posterior, evolucionó hacia el compromiso social y político, que alternó con la expresión de inquietudes personales.
La poesía comprometida de Neruda, más clara y directa, culmina en el Canto general (1950), donde mezcla épica y lírica, y exalta la naturaleza y el pasado de América, a la vez que critica el imperialismo capitalista. Las Odas elementales (1954) acentúan la sencillez en poemas dedicados a objetos cotidianos (el libro, el pan, la cebolla...).
En su etapa final, sin abandonar el compromiso social, Neruda retomó temas como el amor, la naturaleza y la memoria personal: Estravagario (1958), Cien sonetos de amor (1960) y Memorial de Isla Negra (1964).
Estilísticamente, su poesía ofrece gran riqueza de recursos expresivos y combina la práctica del verso libre con poemas y estrofas clásicos.

- Octavio Paz (1914-1998), nacido en México, excelente ensayista y Premio Nobel en 1990, tiene como poeta tres etapas bien definidas: en la primera, bastante variada, conjuga lo neorromántico con lo surrealista y lo social en libros como ¿Águila o sol? y La estación violenta, entre otros, que reunió bajo el título de Libertad bajo palabra; en la segunda se intensifica el surrealismo, lo irracional y lo hermático en el volumen Salamandra; en la tercera, agrupada en Ladera Este, se mezclan las influencias orientales con experimentaciones lingüísticas hasta desembocar en poemas visuales.

Poesía pura.
De menor entidad, los poetas hispanoamericanos también siguieron, en algunos casos, la línea iniciada por Veery y Juan Ramón Jiménez. Entre ellos conviene destacar a José Gorostiza y Eduardo Carranza, pero no en menor medida a otros poetas que, dentro de otras tendencias, se acercaron a los presupuestos de la poesía pura, como Borges o José Lezama Lima.

Poesía de la negritud.
Esta poesía, surgida en las Antillas como reivindicación de la cultura afrohispanoamericana, reproduce el ritmo de las canciones afroantillanas por medio de palabras sin sentido para lograr un poema-canto.
El principal representante es el poeta cubano Nicolás Guillén (1902-1989), creador de Motivos del son (1930) y Sóngoro cosango (1931).

Sensemayá 
La culebra tiene los ojos de vidrio,
La culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio. 

La culebra camina sin patas, 
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba
caminando sin patas.

Mayombé bombé, mayombé,
Mayombé bombé, mayombé,
Mayombé bombé, mayombé.

Tú le das con el hacha y se muere
¡Dale ya!
No le des con el pie que te muerde
No le des con el pie que se va. 

Sensemayá la culebra,
Sensemayá, 
Sensemayá con sus ojos,
Sensemayá,
Sensemayá con su lengua,
Sensemayá,
Sensemayá con su boca,
Sensemayá.

La culebra muerta no puede comer,
La culebra muerta no puede silbar,
No puede caminar, no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar,
La culebra muerta no puede beber.
No puede respirar, no puede morder.

Mayombé bombé, mayombé
Sensemayá la culebra.
Mayombé bombé,mayombé,
Sensemayá no se mueve.
Mayombé bombé, mayombé,
Sensemayá la culebra.
Mayombé bombé, mayombé
Sensemayá, se murió.
Nicolás Guillén, Sóngoro cosongo

Gabriel García Márquez (1927 - )

Nació en Aracataca (Colombia). Este pequeño pueblo costero le sirvió de fuente para sus narraciones, junto con los fantásticos relatos que oyó de sus abuelos, que fueron quienes le educaron.
Tras estudiar Derecho en Bogotá, se dedicó al periodismo y trabajó como corresponsal en Europa y América. Sus relatos periodísticos le inspiraron obras literarias como Relato de un náufrago y Noticia de un secuestro. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Tras sufrir una grave enfermedad, en el año 2002 publicó el primer volumen de sus memorias, que presentan el significativo título de Vivir para contarla.
García Márquez es uno de los grandes narradores de nuestro tiempo. Su producción incluye cuentos y novelas, muchas de las cuales se centran en un universo imaginado -Macondo- habitado por personajes que reaparecen en diferentes relatos conformando una especie de saga.

Obras de García Márquez
  • Anteriores a 1967
    La hojarasca (1955
    Relato de un náufrago (1955)
    El coronel no tiene quien le escriba (1958)
    Los funerales de Mamá Grande (1962)
    La mala hora (1962)
  • Desde 1967
    Cien años de soledad (1967)
    La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972)
    El otoño del patriarca (1975)
    Crónica de una muerte anunciada (1981)
    El amor en los tiempos del cólera (1985)
    El general en su laberinto (1989)
    Doce cuentos peregrinos (1992)
    Del amor y otros demonios (1994)
    Noticia de un secuestro (1996)
    Memoria de mis putas tristes (2004)
Su obra cumbre, Cien años de soledad (1967), desarrolla los temas más destacados de la narrativa del autor: el amor, la soledad, el paso del tiempo..., a la vez que refleja la evolución política y social de Hispanoamérica. La obra narra la vida de siete generaciones de los Buendía, una familia obsesionada por el temor de tener un descendiente con cola de cerdo. Su historia está unida a la del pueblo de Macondo, desde su fundación casi mítica por José Arcadio Buendía y su esposa Úrsula, pasando por la colonización española y la invasión económica estadounidense, hasta la decadencia: la familia y el pueblo desaparecen al cumplirse la maldición.
En esta novela se combinan lo individual con lo social, lo personal con lo histórico, el relato con la reflexión. La unidad se consigue gracias a los personajes, al espacio único (Macondo) y a la organización de los hechos en relación con las sucesivas generaciones. La mezcla de hechos reales y fantásticos acerca este relato de Gabriel García Márquez al realismo mágico.
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La peste del insomnio
Una noche, por la época en que Rebeca se curó del vicio de comer tierra y fue llevada a dormir en el cuarto de los otros niños, la india que dormía con ellos despertó par casualidad y oyó un extraño ruido intermitente en el rincón. Se incorporó alarmada, creyendo que había entrada un animal en el cuarto, y entonces vio a Rebeca en el mecedor, chupándose el dedo y con los ojos alumbrados como los de un gato en la oscuridad. Pasmada de terror, atribulada por la fatalidad de su destino, Visitación reconoció en esos ojos los síntomas de la enfermedad cuya amenaza los había obligada, a ella y a su hermano, a desterrarse para siempre de un reino milenario en el cual eran príncipes. Era la peste del insomnio.
Cataure, el indio, no amaneció en la casa. Su hermana se quedó, porque su corazón fatalista le indicaba que la dolencia letal había de perseguiría de todos modos hasta el último rincón de la tierra. Nadie entendió la alarma de Visitación. «Si no volvemos a dormir, mejor -decía José Arcadio Buendía, de buen humor-. Así nos rendirá más la vida.» Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado.
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.

La Victoria de Samotracia

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Nació en Buenos Aires. Tras una infancia enfermiza, que dedicó a la lectura, se trasladó a Europa, donde conoció las vanguardias. En 1919 visitó España y publicó poemas ultraístas. Ya en su país, escribió poemas y ensayos y, tras un grave accidente , publicó cuentos. Alcanzó la fama en 1961, al recibir el Premio Nacional de Editores. Realizó constantes viajes y dictó conferencias. En 1980 recibió el Premio Cervantes.
Aunque Borges escribió una poesía de gran calidad (Fervor de Buenos Aires, 1923), su mayor trascendencia en la literatura se debe a los cuentos.
En sus cuentos, Borges, no pretende contar una historia, sino analizar el sentido de la existencia, del individuo y del universo.
La gran preocupación del autor, la frontera entre realidad y ficción, se plasma por medio de símbolos: los espejos (que nos reflejan y repiten), los caminos que se bifurcan (el azar), el laberinto (físico y mental), la biblioteca (el universo entero), el sueño (que equipara realidad y ficción)...
Para crear sus cuentos, Borges acude a todos los subgéneros narrativos: crónicas periodísticas, narracioness filosóficas, policíacas, de aventuras, de ciencia ficción..., y busca sorprender al lector con desenlaces inesperados.

COMPILACIONES DE CUENTOS DE BORGES
  • Historia universal de la infamia (1935). Recoge biografías ficticias de personajes legendarios: pistoleros como Billy el Niño, estafadores como Arthur Orton, etcétera.
  • Ficciones (1944). Reúne dos libros de cuentos: El jardín de los senderos que se bifurcan y Artificios. Trata temas como la escritura, el orden, el caos, el infinito...
  • El Aleph (1949). Mezcla cuentos realistas y fantásticos en los que explora el sentido de la vida.
  • El libro de arena (1975). Recoge temas característicos de Borges: la identidad, con el tema del doble; la existencia de la realidad, la memoria...
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Los dos reyes y los dos laberintos
Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere. 
Jorge Luis Borges, El Aleph.

17 mayo 2012

La narrativa hispanoamericana

Hasta 1940, la narrativa se mantiene dentro del realismo tradicional, muy constumbrista en ocasiones, pues reproduce el mundo rural con excesivo objetivismo y retrata tipos muy esquemáticos. Solo las mejores obras plantean una dialéctica del personaje con el medio, incómodo y salvaje, y los problemas sociales y políticos en una verdadera lucha por la vida, aun conservando rasgos reconociblemente constumbristas.
La novela realista hispanoamericana se desarrolló en diversas tendencias: la novela de la Revolución mexicana, la novela de la tierra y la indigenista.
La novela de la revolución se centró en los conflictos entre el campesino y la oligarquía dominante en México; la novela de la tierra, en la diversidad de tierras hispanoamericanas (la selva amazónica, los llanos de Venezuela, la pampa argentina...), y la novela indigenista, en las injusticias y desigualdades vividas por la población indígena.

NOVELA DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA
  NOVELA DE LA TIERRANOVELA INDIGENISTA
Mariano Azuela
Los de abajo (1916)
José Eustaquio Rivera
La vorágine (1924)
Alcides Arguedas
Raza de bronce (1919)

Ricardo Güiraldes
Don Segundo Sombra (1926)
Jorge Icaza
Huasipungo (1934)

Rómulo Gallego
Doña Bárbara (1929)
Ciro Alegría
El mundo es ancho y ajeno (1941)

 A partir de los años treinta, se introdujeron planteamientos novelísticos innovadores, que culminaron en la nueva narrativa hispanoamericana, Este proceso se consolidó en la década de 1960 con el llamado boom.
Los autores de la nueva narrativa modernizaron los temas, incorporaron nuevas técnicas narrativas y modificaron la concepción del relato.
La nueva narrativa
* Características. La renovación afectó a la novela y al cuento, que abordaron nuevos temas (la vida en la ciudad, la soledad, la incomunicación...) por medio de técnicas novedosas, como el desorden cronológico, el monólogo interior, la diversidad de perspectivas, etc. Además, muchos narradores representaron la realidad, ambigua y contradictoria, como un espacio en el que se mezclan lo real y lo fantástico, tendencia que se conoce como realismo mágico.
* Principales autores y obras. Se inició con las obras de Miguel Ángel Asturias (El señor Presidente, 1946), Jorge Luis Borges (a través de sus compilaciones de cuentos), Alejo Carpentier (Los pasos perdidos, 1953). Los siguieron Ernesto Sábato (El túnel, 1948), Juan Rulfo (Pedro Páramo, 1955), Juan Carlos Onetti (El astillero, 1961), Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz, 1962), Julio Cortázar (Rayuela, 1963), Guillermo Cabrera Infante (Tres tristes tigres, 1966) y Gabriel García Márquez (Cien años de soledad, 1967).
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EN EL LECHO DE MUERTE
Yo dejo que hagan, yo no puedo pensar ni desear; yo me acostumbro a este dolor: nada puede durar eternamente sin convertirse en costumbre; el dolor que siento debajo de las costillas, alrededor del ombligo, en los intestinos, ya es mi dolor, un dolor que roe: el sabor de vómitos en mi lengua es mi sabor; el abultamiento de mi vientre es mi parto, lo asemejo al parto, me da risa. Trato de tocarlo. Lo recorro del ombligo al pubis. Nuevo. Redondo. Pastoso. Pero el sudor frío cede. Ese rostro sin color que alcanzo a ver en los vidrios sin simetría de la bolsa de mano de Teresa, que pasa junto a mi cama, nunca se desprende de su bolsa, como si hubiera ladrones en la recámara. 
Yo sufro ese colapso. Yo ya no sé. El médico se ha ido. Dijo que iba a buscar otros médicos. No quiere hacerse responsable de mí. Yo ya no sé. Pero los veo. Han entrado. Se abre, se cierra la puerta de caoba y los pasos no se escuchan sobre el tapete hondo. Han cerrado las ventanas. Han corrido, con un siseo, las cortinas grises. Han entrado. Ah, hay una ventana. Hay un mundo afuera. Hay este viento alto, de meseta, que agita unos árboles negros y delgados. Hay que respirar... 
—Abran la ventana... 
—No, no. Puedes resfriarte y complicarlo todo.
CARLOS FUENTES, La muerte de Artemio Cruz

14 mayo 2012

Esquema - Novela contemporánea

LITERATURA DEL SIGLO XX
NOVELA CONTEMPORÁNEA

NOVELA DE POSGUERRA  NOVELA SOCIALRENOVACIÓN FORMALÚLTIMAS TENDENCIAS
Camilo José Cela
La familia de
Pascual Duarte
Camilo José Cela
La colmena
Luis Martín Santos
Tiempo de silencio
Novela poemática
Julio Llamazares
Carmen Laforet
Nada
Rafael Sánchez Ferlosio
El Jarama
Juan Goytisolo
Señas de identidad
Novela policíaca
Antonio Muñoz Molina

Miguel Delibes
Las ratas
Gonzalo Torrente Ballester
La saga / fuga de J.B.
Novela histórica
Arturo Pérez-Reverte


Miguel Delibes
Cinco horas con Mario
Novela realista
Javier Marías

La novela contemporánea

Desde la Guerra Civil hasta el final de la dictadura franquista, la novela española se desarrolló en distintas tendencias íntimamente relacionadas con las transformaciones políticas y sociales vividas en el país.
La novela española contemporánea ha evolucionado desde el realismo de posguerra, pasando por la novela social, hasta la renovación formal.
Tras la Guerra Civil, el principio creativo fue el realismo. La novela que triunfó se centraba en los hechos inmediatamente anteriores relatados desde la perspectiva de los vencedores, novela falangista. Los "novelistas con el imperio", es decir, jóvenes falangistas acordes con el régimen vencedor en la Guerra Civil, quisieron dejar constancia de la victoria como una gesta heroica y salvadora.
Con estos presupuestos, aun valorando la calidad de algunas novelas, es necesario reconocer que se trató de obras partidistas y propagandísticas. Entre ellas hay que citar Se ha ocupado el kilómetro 6 (1939) de Cecilio Benítez de Castro, La mascarada trágica (1940) de Enrique Noguera, Checas de Madrid (1940) de Tomás Borrás, Leoncio Pancorbo (1942) de José María Alfaro, y sobre todo, La fiel infantería (1943) de Rafael García Serrano y Javier Mariño (1943) de Gonzalo Torrente Ballester.

Principales etapas
Novela existencialista (1942-1954)
La novela existencialista (realista) no adoptó los tonos desgarrados y angustiosos de la poesía desarraigada, coetánea suya, sino que normalmente se limitó a expresar la conciencia del personaje o la peripecia individual en su lucha con el destino o con las circunstancias cotidianas. Son novelas realistas que intentaron a duras penas un camino de renovación en la posguerra, distinto o contrario al de las falangistas, aunque se mantuvieran en la tradición de las técnicas narrativas. La cercana guerra civil o los tonos sombríos, grises y domésticos en cada día, formaron el marco argumental en el que los personajes soportaban su intrincado mundo interior y su falta de esperanza; afrontan la realidad cotidiana, desvelando la violencia y el sinsentido de la existencia.
En este contexto destacan La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, Nada (1944), de Carmen Laforet, Mariona Rebull (1944), de Ignacio Agustí, y La sombra del ciprés es alargada (1948), de Miguel Delibes.

La novela del realismo social (1954-1962)
La novela social se desarrolló en España al tiempo que la poesía social. Los nuevos novelistas de la década de 1950, que habían sido niños durante la Guerra Civil, intentaron presentar con objetividad -de ahí que también se hable de novela objetivista- los recuerdos de la guerra, los conflictos de la vida colectiva española, los ambientes concretos del trabajo, de las profesiones, del campo o de la ciudad, y exigieron un cambio en la sociedad que estaban testimoniando.
La novela del realismo social superó a su predecesora existencialista en las innovaciones técnicas y, más aún, en las intenciones ideológicas: por un lado, suscribió un compromiso ético, un testimonio crítico y una denuncia social; por otro, aun recuperando parte de la tradición realista española y siguiendo las huellas de las primeras novelas realistas de la decada, se dejó influir por las técnicas del cine, por las de la novela norteamericana y por el neorrealismo italiano, coetáneo suyo.
Estas influencias le aportaron nuevas técnicas narrativas: el narrador oculto, que no interviene en los personajes y actúa presentando hechos y personajes como una cámara cinematográfica, lo que contribuyó a la omnipresencia de los diálogos; el montaje de la trama y los hechos con métodos conductistas -behavioristas- basados en el esquema estímulo-respuesta; y la estructuración del texto en secuencias, también al modo cinematográfico.
Además de La colmena (1951), de Camilo José Cela, son representativas de esta tendencia El fulgor y la sangre (1954), de Ignacio Aldecoa; Pequeño teatro (1954), de Ana Mª Matute; El Jarama (1955), de Rafael Sánchez Ferlosio; Entre visillos (1958), de Carmen Martín Gaite, y Las ratas (1962), de Miguel Delibes. La denuncia social se hace explícita en textos sobre el mundo obrero, como Central eléctrica (1958), de Jesús López Pacheco, y La zanja (1961), de Alfonso Grosso.

La renovación narrativa y experimentalista (1962-1975)
A partir de los años sesenta, los narradores emprendieron una renovación formal, concediendo mayor importancia al lenguaje y al modo de estructurar el relato e incorporando nuevos procedimientos: la mezcla de espacios y tiempos, el protagonista individual con fondo social, recursos tipográficos, ortografía no convencional y diferentes puntos de vista. Destacan Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos; Últimas tardes con Teresa (1966), de Juan Marsé; Señas de identidad (1966), de Juan Goytisolo; Cinco horas con Mario (1966), de Miguel Delibes; Volverás a Región (1967), de Juan Benet, y La saga / fuga de J.B. (1972), de Gonzalo Torrente Ballester.

Últimas tendencias de la novela
Desde finales de los años setenta, la novela se caracteriza por la variedad de temas tratados y por la búsqueda de nuevos procedimientos expresivos. Los narradores españoles más recientes no siguen una tendencia única, sino que se sirven de diferentes subgéneros.
  • Novelas poemáticas. Este tipo de narraciones recrean un mundo simbólico con personajes inescrutables. La preocupación por el lenguaje las acerca al poema lírico. Entre las más destacadas cabe citar La isla de los jacintos cortados (1980), de Torrente Ballester; El héroe de las mansardas de Mansard (1983), de Álvaro Pombo, y La lluvia amarilla (1988), de Julio Llamazares.
  • Novela histórica. Algunos relatos históricos reconstruyen una época del pasado, Extramuros (1978), de Jesús Fernández Santos; Octubre, Octubre (1981), de José Luis Smpedro, y Urraca (1991), de Lourdes Ortiz. En otros, el autor novela libremente, sin preocuparse por la veracidad de los que se cuenta La novia judía (1978), de Leopoldo Azancot. Más recientemente se han publicado El maestro de esgrima (1988) y El capitán Alatriste (1996), de Arturo Pérez-Reverte. Las naraciones históricas sirven a los autores para mostrar su dominio de la técnica narrativa: Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas.
  • Novela de intriga y policíaca. El influjo del cine ha producido el trasvase de sus técnicas narrativas a la novela. Así, aparecen series de novelas protagonizadas por detectives o policías, como las de Pepe Carvalho (Los mares del sur), de Manuel Vázquez Montalbán, o las del sargento Bevilacqua y su compañera Chamorro (La niebla y la doncella), de Lorenzo Silva.
    La técnica policíaca aparece también en La verdad sobre el caso Savolta (1975), de Eduardo Mendoza; y en Beltenebros (1989) y Plenilunio (1997), de Antonio Muñoz Molina.
  • Novela de tendencia realista. El realismo clásico se supera en la novela actual por medio de la imaginación y la fantasía. Los narradores han vuelto a la autobiografía de análisis psicológico. Algnos títulos son Juegos de la edad tardía (1989) y El mágico aprendiz (1999), de Luis Landero; Las estaciones provinciales (1982) y La fuente de la edad (1986), de Luis Mateo Díez; y Todas las almas (1989) y Corazón tan blanco (1993), de Javier Marías.

13 mayo 2012

Pedro Salinas - UNDERWOOD GIRLS

............................................. UNDERWOOD GIRLS

............................................. Quietas, dormidas están,
............................................. las treinta, redondas, blancas.
............................................. Entre todas
............................................. sostienen el mundo.
............................................. Míralas, aquí en su sueño,
............................................. como nubes,
v.............................................redondas, blancas, y dentro
............................................. destinos de trueno y rayo,
............................................. destinos de lluvia lenta,
............................................. de nieve, de viento, signos.
............................................. Despiértalas,
v........................................... con contactos saltarines
............................................. de dedos rápidos, leves,
............................................. como a músicas antiguas.
v.............................................Ellas suenan otra música:
............................................. fantasías de metal
............................................. valses duros, al dictado.
............................................. Que se alcen desde siglos
............................................. todas iguales, distintas
............................................. como las olas del mar
............................................. y una gran alma secreta.
............................................. Que se crean que es la carta,
v............................................ la fórmula, como siempre.
............................................. Tú alócate
............................................. bien los dedos, y las
............................................. raptas y las lanzas,
............................................. a las treinta, eternas ninfas
............................................. contra el gran mundo vacío,
............................................. blanco en blanco.
............................................. Por fin a la hazaña pura,
............................................. sin palabras, sin sentido,
v............................................ese, zeda, jota, i...
............................................. ............................................. Fábula y signo (1931)

Rafael Alberti

Rafael Alberti - Web oficial de Rafael Alberti
Rafael Alberti - Centro Virtual Cervantes

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez - Centro Virtual Cervantes

Gabriel García Márquez, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada


La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada

"ERÉNDIRA ESTABA BAÑANDO a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la primera embestida. Pero Eréndira y la abuela estaban hechas a los riesgos de aquella naturaleza desatinada, y apenas si notaron el calibre del viento en el baño adornado de pavorreales repetidos y mosaicos pueriles de termas romanas"

Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada


"El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. "Siempre soñaba con árboles", me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. "La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros", me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte."

Setenta años de un crimen



La noche del 13 de julio de 1936, Federico García Lorca tomó el tren de Granada. El poeta barajaba todavía la posibilidad de viajar a México, invitado por la actriz Margarita Xirgu, para disfrutar del éxito que estaban obteniendo sus obras teatrales. Vivía un momento de plena madurez y de reconocimiento público ...
...
García Lorca estaba en la casa de verano de su familia, la Huerta de San Vicente, cuando los militares golpistas se adueñaron de la ciudad el día 20 de julio ...
...
Federico García Lorca no se sintió realmente amenazado hasta el 9 de agosto, cuando una patrulla irrumpió en la Huerta de San Vicente en busca de los hermanos del casero, Gabriel Perea Ruiz. Insultado, golpeado, humillado, temió por su vida y pidió auxilio a Luis Rosales, poeta amigo, bien situado en el nuevo régimen, por el papel que sus hermanos falangistas y él mismo habían jugado en la sublevación...
...
El poeta fue conducido al Gobierno Civil. Luis Rosales intentó liberar a su amigo, pero en el régimen militar que él y sus hermanos estaban ayudando a imponer no había lugar para ciudadanos como Federico García Lorca. Angelina Cordobilla, una mujer que trabajaba para la familia Lorca, llevó comida al detenido las mañanas del 17 y 18 de agosto. Cuando se presentó en el Gobierno la mañana del 19, le dijeron que el poeta no estaba allí. En efecto, durante la noche del 18 al 19 fue conducido a La Colonia, una cárcel improvisada en una villa de recreo, a las afueras de Víznar. Al amanecer, como escribió Antonio Machado, se le vio caminar entre fusiles, en Granada, en su Granada. Fue ejecutado junto al maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Un enterrador de La Colonia acompañó hace años al escritor Ian Gibson a la fosa donde fueron sepultados los cuerpos. Durante muchos años, el barranco de Víznar ha sido el territorio sagrado de los demócratas granadinos, el lugar en el que hemos rendido culto a nuestros muertos. La democracia urbanizó aquel espacio simbólico que había formado la historia bárbara de España, construyendo allí un parque en recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil.

Era una noche sin luna

El historiador Ian Gibson recrea la detención y asesinato del poeta en agosto de 1936.
Diario El País, 21 de septiembre de 2008 (Haz clic sobre el enlace para leer el artículo)

Federico, usurpado

Artículo de Juan Luis Cebrián publicado en el diario El País el 25 de noviembre de 2008

07 mayo 2012

Metonimia

La metonimia consiste en designar un concepto con el nombre de otro con el cual guarda una relación de contigüidad lógica o material. La relación puede ser entre continente y contenido, entre la parte y el todo o entre la causa y el efecto. Así, Luis Martín-Santos, en Tiempo de silencio, al decir "a mí no me la dan con queso", quiere decir 'no me harán caer en la misma trampa' (donde se pone el queso a modo de cebo para los ratones). Fray Luis de León, para manifestar su indiferencia ante el lujo de los palacios, escribe que "ni del dorado techo /se admira" (Oda a la vida retirada). Y Pedro Salinas, en el título de su libro La voz a ti debida, se está refiriendo al poemario con la palabra voz, que es su origen.
Otra posibilidad es la sustitución de lo abstracto o idea simbolizada por lo concreto o símbolo: "Abrazó la cruz", con el sentido de 'Se convirtió al cristianismo'. "Los colores azulgranas estarán presentes en la final de la Copa de Europa" (es decir, el Barcelona, simbolizado por el azul y el grana de sus camisetas).
Se basan en la metonimia multitud de expresiones de la lengua cotidiana: "Póngame un vino" (por 'un vaso de vino'), "Tiene tres cabezas de ganado" (por 'tres reses'), "Tiene una buena cabeza" (por 'es inteligente').
La metonimia es un recurso que se emplea también con frecuencia en la publicidad para vender un objeto que se asocia con un concepto valorado positivamente por el consumidor: "Ha llegado la primavera a El Corte Inglés" (por 'la ropa de la temporada de primavera'), "Majórica: el lujo a su alcance" (por 'las perlas'), "Una noche Flex" (por 'una noche de descanso'), "Cuerpos Danone" (por 'estilizados, sanos y perfectos'). Lo mismo ocurre en muchos anuncios en los que se nos quiere hacer creer que determinados objetos tienen una vinculación metonímica con conceptos como 'la vida familiar' o 'la felicidad' porque son parte, continente o causa de ellos.
Otros ejemplos:
  • Sócrates bebió la muerte con su propia mano. (Bebió la cicuta, que es un veneno; entre cicuta y muerte hay contigüidad, y muerte es, por tanto, una metonimia que sustituye a cicuta.)
  • El número once ha fallado una ocasión de gol. (Lo ha fallado el jugador que lleva el número once en la camiseta.)
  • Nunca más debe producirse un 1936. (Por guerra civil, aludiendo a la que empezó ese año.)
  • El Prado ha adquirido un Murillo. (Un cuadro pintado por dicho artista.)
  • Participaron en la cacería doce escopetas. (Cazadores portadores de tales armas.)
  • Va ganado España por dos a cero. (El equipo que representa a España.)