26 febrero 2013

Memoria de España - Alfonso XIII

CAPÍTULO 23. ALFONSO XIII (1894-1921)
- Guerra de Cuba.
- Semana trágica de Barcelona.
- Neutralidad de España en la I Guerra Mundial.
- España ingresa en la Sociedad de Naciones.
- Desastre de Annual.


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25 febrero 2013

Vídeo - Generación del 98

El ambiente histórico de la España de finales del siglo XIX y la Guerra de 1898 contribuyen a entender la génesis y evolución de los integrantes de este grupo de creadores que tuvieron un papel relevante en la cultura española de todos los tiempos.

Juan Ramón Jiménez

1. CRONOLOGÍA DE ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES DE SU VIDA
1881: Nace en Moguer (Huelva).
1900: Marcha a Madrid “a luchar por el Modernismo” llamado por Villaespesa y Rubén Darío.
1901: Crisis depresiva a raíz de la muerte de su padre. Es internado en un sanatorio mental en Francia.
1905: Se traslada de nuevo a Moguer, todavía sufriendo una fuerte depresión. Allí vivirá aislado de casi todo contacto humano durante seis años. Ese aislamiento se refleja perfectamente en el libro Platero y yo.
1911: Vuelve a Madrid donde se alojará en la Residencia de Estudiantes, centro cultural de la época.
1916: Se casa en Nueva York con Zenobia Camprubí. Publica un libro fundamental en su obra: Diario de un poeta recién casado. Vivirá en Madrid hasta el comienzo de la Guerra Civil.
1936: Abandona España. Residirá en varios países americanos.
1951: Se instala definitivamente en Puerto Rico.
1956: Se le concede el Premio Nobel de Literatura. Muerte de la esposa.
1958: Muerte en Puerto Rico.

2. TEORÍA POÉTICA
Juan Ramón Jiménez representa perfectamente al poeta dedicado por entero a su labor artística. Para él no existe nada más allá de la creación literaria.. Eso explica que su vida se defina por el aislamiento de los demás, que viviera encerrado en su “Torre de Marfil”.
Sobre el pensamiento poético del autor es necesario que comentemos tres ideas fundamentales para entender su obra:
* La suya es una poesía minoritaria (“A la minoría, siempre” es una famosa dedicatoria suya), de dificultad creciente. Es poesía difícil, hermética.
* Obra en marcha.- Juan Ramón consideró su obra poética como en constante creación, de ahí que continuamente vuelva sobre los poemas antiguos y los retoque, cambie o elimine.
* La poesía se define como un triple deseo: de belleza, de conocimiento y de eternidad. La poesía es representación de la Belleza, de la Perfección y del mismo Dios, identificado con la Naturaleza o con la Belleza absoluta o, incluso, con el propio poeta creador.

3. EVOLUCIÓN POÉTICA
La vida de Juan Ramón fue una constante búsqueda de la palabra, de la expresión poética perfecta. Ese hecho explica los continuos cambios de tono, temática y estilo de sus poemas. El propio autor fue consciente de esos abundantes cambios y en un intento de explicarlos escribió en 1918 el siguiente poema:

Vino, primero, pura,
Vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
De no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.

Llegó a ser una reina,
Fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

... Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
De su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica,
Y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!


Mucho más tarde, Juan Ramón reduciría su evolución poética a tres fases que nosotros vamos a completar haciendo unas distinciones dentro de cada época:


I. Época Sensitiva (hasta 1915, aproximadamente).- Dentro de esta época debemos distinguir varios momentos diferentes:
1.1. Primeros poemas (hasta 1900, aprox.).- Se trata de un período de aprendizaje y, como es lógico pensar, los poemas están llenos de recuerdos e influencias de los que eran los modelos poéticos de la época:
        * Escenografía romántica.
        * Sentimentalismo becqueriano.
        * Esteticismo modernista canónico.
1.2. Primera sencillez (entre 1903 y 1907).- Juan Ramón escribe ahora una poesía sencilla de formas, alejada del Modernismo Canónico. Lo característico del momento es:
        * La influencia del simbolismo y de sus técnicas.
        * Temas como la soledad, la melancolía, la tristeza, el paso del tiempo y la muerte.
        * Métrica muy simple en la que predomina el octosílabo y la rima asonante junto a un lenguaje muy sencillo.
La poesía de este período es muy similar a la que hace por estos mismos años Antonio Machado en Soledades. Encaja perfectamente en lo que hemos llamado Postmodernismo.
1.3. Modernismo Canónico (entre 1908 y 1915, aprox.).- La poesía de estos años se caracteriza por la máxima influencia del esteticismo modernista canónico, aunque sin llegar nunca a los extremos de Rubén Darío:
        * Intento de comunicar mediante la palabra los contenidos sensoriales.
        * Adjetivación muy abundante.
        * Métrica basada en el verso largo y la rima consonante.
Pero junto a lo anterior encontramos a veces poemas de un tono más sencillo.


II. Época Intelectual (entre 1916 y 1936).- En el año 1916 publica Juan Ramón un libro –Diario de un poeta recién casado- que supone un cambio radical respecto a la poesía que había escrito antes. Las novedades que introduce el autor son:
       * Se aleja del esteticismo modernista de obras anteriores reduciendo la adjetivación y simplificando el vocabulario empleado.
       * Elimina del poema todo lo superficial y anecdótico dejando paso a a una gran concentración conceptual y emotiva.
       * Poemas muy breves.
       * En métrica destaca:
                    ·Verso corto.
                    · Verso libre.
                   · Poemas en prosa.
       * Desaparecen las evocaciones del pasado que son sustituidas por un continuo presente.
       * La ciudad sustituye al mundo rural y natural como escenario poético.
A partir de este libro el tema predominante en sus poemas será la creación literaria, tanto como actividad, como objeto o como dios-creador de un universo nuevo (el poema).


III. Época Suficiente (desde 1936).-Se trata de una poesía cada vez más esencial y desnuda y, por eso, cada vez más difícil, al estar el contenido concentrado al máximo y al usar símbolos cada vez más difíciles de comprender.
El tema predominante será el de Dios, entendido como algo que se identifica con la Naturaleza, la Perfección y la Belleza. Es un dios creado por el poeta para un mundo (su mundo poético) que él mismo ha creado. No se trata por tanto de un concepto religioso, sino de un concepto artístico.

Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) es un autor esencial para la poesía en lengua española y para la poesía contemporánea occidental. Sus propuestas éticas y estéticas marcan una línea divisoria entre el Romanticismo de Espronceda y Bécquer, bajo cuya influencia escribe sus primeros versos, y el Modernismo y las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX. Tras la muerte de Rubén Darío, le corresponde el liderazgo entre los más jóvenes poetas de su tiempo, los cuales escriben bajo sus principios, deslumbrados por el rico caudal de sus luminosas imágenes y por la profundidad conceptual y simbólica de sus versos.

Juan Ramón Jiménez - Platero y yo

PLATERO Y YO
(1914-1917)

I - PLATERO
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negros.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
- Tien'asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

21 febrero 2013

A un olmo seco

                                                  Al olmo viejo, hendido por el rayo
                                                  y en su mitad podrido,
                                                  con las lluvias de abril y el sol de mayo
                                                  algunas hojas verdes le han salido.
                                                  ¡El olmo centenario en la colina
                                                  que lame el Duero! Un musgo amarillento
                                                  le mancha la corteza blanquecina
                                                  al tronco carcomido y polvoriento.
                                                  No será, cual los álamos cantores
                                                  que guardan el camino y la ribera,
                                                  habitado de pardos ruiseñores.
                                                  Ejército de hormigas en hilera
                                                  va trepando por él, y en sus entrañas
                                                  urden sus telas grises las arañas.
                                                  Antes que te derribe, olmo del Duero,
                                                  con su hacha el leñador, y el carpintero
                                                  te convierta en melena de campana,
                                                  lanza de carro o yugo de carreta;
                                                  antes que rojo en el hogar, mañana,
                                                  ardas en alguna mísera caseta,
                                                  al borde de un camino;
                                                  antes que te descuaje un torbellino
                                                  y tronche el soplo de las sierras blancas;
                                                  antes que el río hasta la mar te empuje
                                                  por valles y barrancas,
                                                  olmo, quiero anotar en mi cartera
                                                  la gracia de tu rama verdecida.
                                                  Mi corazón espera
                                                  también, hacia la luz y hacia la vida,
                                                  otro milagro de la primavera.
                                                  ------------------------------------
                                                          CAMPOS DE CASTILLA
                                                                           VIII
                                                  He vuelto a ver los álamos dorados,
                                                  álamos del camino en la ribera
                                                  del Duero, entre San Polo y San Saturio,
                                                  tras las murallas viejas
                                                  de Soria —barbacana
                                                  hacia Aragón, en castellana tierra—.
                                                  Estos chopos del río, que acompañan
                                                  con el sonido de sus hojas secas
                                                  el son del agua, cuando el viento sopla,
                                                  tienen en sus cortezas
                                                  grabadas iniciales que son nombres
                                                  de enamorados, cifras que son fechas.
                                                  ¡Álamos del amor que ayer tuvisteis
                                                  de ruiseñores vuestras ramas llenas;
                                                  álamos que seréis mañana liras
                                                  del viento perfumado en primavera;
                                                  álamos del amor cerca del agua
                                                  que corre y pasa y sueña,
                                                  álamos de las márgenes del Duero,
                                                  conmigo vais, mi corazón os lleva!
                                                  ----------------------------------------
                                                                   RECUERDOS
                                                  Oh Soria, cuando miro los frescos naranjales
                                                  cargados de perfume, y el campo enverdecido,
                                                  abiertos los jazmines, maduros los trigales,
                                                  azules las montañas y el olivar florido;
                                                  Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles;
                                                  y al sol de abril los huertos colmados de azucenas,
                                                  y los enjambres de oro, para libar sus mieles
                                                  dispersos en los campos, huir de sus colmenas;
                                                  yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares,
                                                  barriendo el cierzo helado tu campo empedernido;
                                                  y en sierras agrias sueño —¡Urbión, sobre pinares!
                                                  ¡Moncayo blanco, al cielo aragonés, erguido!—
                                                  Y pienso: Primavera, como un escalofrío
                                                  irá a cruzar el alto solar del romancero,
                                                  ya verdearán de chopos las márgenes del río.
                                                  ¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero?
                                                  Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas,
                                                  y la roqueda parda más de un zarzal en flor;
                                                  ya los rebaños blancos, por entre grises peñas,
                                                  hacia los altos prados conducirá el pastor.
                                                  ¡Oh, en el azul, vosotras, viajeras golondrinas
                                                  que vais al joven Duero, rebaños de merinos,
                                                  con rumbo hacia las altas praderas numantinas,
                                                  por las cañadas hondas y al sol de los caminos
                                                  hayedos y pinares que cruza el ágil ciervo,
                                                  montañas, serrijones, lomazos, parameras,
                                                  en donde reina el águila, por donde busca el cuervo
                                                  su infecto expoliario; menudas sementeras
                                                  cual sayos cenicientos, casetas y majadas
                                                  entre desnuda roca, arroyos y hontanares
                                                  donde a la tarde beben las yuntas fatigadas,
                                                  dispersos huertecillos, humildes abejares!...
                                                  ¡Adiós, tierra de Soria; adiós el alto llano
                                                  cercado de colinas y crestas militares,
                                                  alcores y roquedas del yermo castellano,
                                                  fantasmas de robledos y sombras de encinares!
                                                  En la desesperanza y en la melancolía
                                                  de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.
                                                  Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,
                                                  por los floridos valles, mi corazón te lleva.
                                                                                                            En el tren, abril 1913

Antonio Machado - Leonor Izquierdo

“Cuando perdí a mi mujer pensé pegarme un tiro.”; “Mi mujer era una criatura angelical segada por la muerte cruelmente. Yo tenía adoración por ella; pero sobre el amor está la piedad. Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada extraordinario en este sentimiento mío. Algo inmortal hay en nosotros que quisiera morir con lo que muere. Tal vez por esto viniera Dios al mundo. Pensando en esto, me consuelo algo. Tengo a veces esperanza. Una fe negativa es también absurda. Sin embargo, el golpe fue terrible y no creo haberme repuesto. Mientras luché a su lado contra lo irremediable me sostenía mi conciencia de sufrir mucho más que ella, pues ella, al fin, no pensó nunca en morirse y su enfermedad no era dolorosa. En fin, hoy vive en mí más que nunca y algunas veces creo firmemente que la he de recobrar. Paciencia y humildad.”
(Carta a Unamuno, después de mayo de 1913)

Antonio Machado - Guiomar

Aquí, en nuestro rincón, vida mía, empiezo mi carta cuando tú no habrás llegado todavía a tu casa. Así combato yo la amargura de este momento terrible de la separación, ese principio de tu ausencia, tan violento, que es tanto como un desgarrón en las entrañas. Porque así pienso yo que estas palabras mías te llegan al oído y te acompañan en el camino. Adiós, mi diosa, mi vida, mi gloria! Aquí se queda tu poeta con la ilusión… con la conciencia de que es una ilusión el tenerte todavía a su lado. Ay, ahora cuánto sufro! Qué soledad tan grande! Pero, también, qué momentos de suprema alegría acabo de vivir. Y cuando pasen estos momentos del tránsito de tu presencia a tu recuerdo, que son los verdaderamente trágicos, volveré a ser feliz con tu imagen rememorando y recordando una por una tus palabras y tus labios y tus ojos! Cuánta vida has venido a dar a tu poeta! Y cuántas cosas no te he podido decir, porque la emoción no me permite coordinar mis ideas cuando estás a mi lado. El amor tiene más gestos que palabras, y cuando se complica con la necesidad del freno… Ay! Tú no sabes bien lo que es tener tan cerca a la mujer que se ha esperado toda una vida, al sueño hecho carne, a la diosa… Ahora que estoy solo, quiero llorar un poco, de amor, de gratitud, si no se me rompería el corazón.
Son las diez y media. Comienzan a venir gentes alegres. Es día de moda -me ha dicho el mozo- en esta casa. Yo me voy a la mía”.

19 febrero 2013

Antonio Machado - Biografía

1.- APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
(Campos de Castilla, 1912)

1.1. Sevilla, 1875-1883
Nació en Sevilla el 26 de julio de 1875. Fue el segundo hijo de Antonio Machado y Álvarez y de Ana Ruiz. Su padre era un notable estudioso del folklore y su abuelo fue catedrático de Ciencias Naturales en la Universidad de Sevilla. El clima ideológico que se respiraba en su familia era de corte liberal progresista, muy próximo al krausismo. Este origen familiar condicionaría la vida, la obra y el pensamiento de Antonio Machado.

1.2. Madrid, 1883-1907
En el año 1883, toda la familia debe trasladarse a Madrid, ya que el abuelo obtiene una cátedra en la Universidad Central y la familia Machado depende económicamente de él. Ya en Madrid, Antonio Machado estudiará en la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos. Esta Institución influirá decididamente en su persona, aportándole, entre otros valores
  • Racionalismo.
  • Amor a la naturaleza.
  • Gusto por el diálogo como medio de aprendizaje.
  • Interés por el folklore popular.
  • Valoración del trabajo.
  • Enseñanza laica.
Estos valores se pueden apreciar en la totalidad de su obra, pero es el poema que dedica a Francisco Giner de Los Ríos(1) el que mejor los manifiesta:

Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?...Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...¡Oh, sí, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama!
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.
(1) Don Francisco Giner, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, fue uno de los profesores más queridos y admirados de Machado. El poema, escrito a los tres días de morir Giner, se publicó en la revista España, el 26 de febrero de 1915.

En el año 1889 comienza los estudios de bachillerato, que realizará de manera irregular y no conseguirá terminar hasta 1900.
Estos primeros años madrileños son de formación y de acercamiento a la literatura: asistencia a tertulias, vida de la bohemia madrileña, colaboraciones en algunas publicaciones y comienzo de su obra poética según las tendencias modernistas que estaban de moda en la época.
En estos años realiza dos viajes a Paris -en 1899 y 1902- donde conocerá a Rubén Darío del que aprenderá importantes lecciones poéticas y al que admirará siempre.
En 1903 aparece el primer libro de Antonio Machado -Soledades- y comienza a editarse la revista Helios, en la que colaborarán los poetas más interesantes del Modernismo: Antonio y Manuel Machado, Villaespesa, Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán, entre otros.

1.3. Soria, 1907-1912
En 1906 decide opositar a cátedras de francés de institutos de enseñanza secundaria y obtuvo una plaza en Soria donde residirá hasta 1912.
En 1907 publica su segundo libro, Soledades. Galerías. Otros poemas.
En 1909 Machado se casa con Leonor Izquierdo, una jovencita de 15 años hija de los dueños de la pensión donde residía.
Entre 1910 y 1911 reside en París donde está becado para ampliar estudios de filología francesa. Estando en París, en el verano de 1911, la esposa de Antonio Machado enferma de tuberculosis y la pareja debe regresar a Soria. Un año más tarde, Leonor morirá, a raíz de lo cual Antonio Machado decidirá abandonar Soria.
En 1912 publica Campos de Castilla unos días antes de la muerte de la esposa.

1.4. Baeza, 1912-1919
En 1912 Antonio Machado se traslada a Baeza. Es el reencuentro con su tierra andaluza natal, aunque la situación anímica tras la muerte de la esposa es de completo abatimiento.
En Baeza, Machado, se encontrará con una Andalucía provinciana, aburrida, que el poeta verá con ojos muy críticos. Estando en Baeza, Antonio Machado comienza la redacción de Los complementarios, un cuaderno de apuntes que será editado después de la muerte del poeta sevillano.
En 1917 ven la luz una antología de su obra poética y la primera edición de sus Poesías completas.

1.5. Segovia, 1919-1932
En 1919 Machado obtiene plaza en el instituto de Segovia. En Segovia Antonio Machado encontrará un ambiente cultural más acorde con sus gustos y comenzará a participar en las actividades de la reciente Universidad Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los sectores sociales tradicionalmente más apartados de ella. En estos años, el autor escribe sobre todo crítica literaria y ensayo, abandonando poco a poco la poesía.
En 1924 aparece el libro de poemas Nuevas Canciones, que recoge poemas escritos en Baeza y Segovia. Comienza en estos años a escribir obras de teatro en colaboración con su hermano Manuel.
En el año 1927 es elegido miembro de la Real Academia, aunque nunca llegará a ocupar su sillón.
1928 es una fecha importante porque conoce a Pilar Valderrama, mujer que se convertirá en la Guiomar de sus últimos poemas, y con la que mantendrá una relación amorosa que truncará el estallido de la Guerra Civil en 1936:
.................. De mar a mar entre los dos la guerra,
.................. más honda que la mar (...)
.................. La guerra dio al amor el tajo fuerte (...)

1.6. Madrid, 1932-1936
En el año 1932 consigue trasladarse por fin a Madrid, donde participa en los ambientes culturales de la capital.
En 1936 se produce la publicación de Juan de Mairena, obra que reúne textos publicados con anterioridad en periódicos y revistas.

1.7. Madrid, Valencia, Barcelona, Collioure, 1936-1939
En 1936 se declara la Guerra Civil y Antonio Machado toma partido decididamente por la legalidad republicana, colaborando en revistas y actividades culturales republicanas. En noviembre de 1936, ante el asedio de la capital de España, Antonio Machado se traslada a Valencia.
1937: publica el libro La guerra, que contiene poemas y prosas cuyos temas y motivos giran entorno a la contienda.
De Valencia se trasladará, ya enfermo, a Barcelona y desde allí, debido a la cercanía de las fuerzas franquistas, saldrá camino del exilio en enero de 1939.
El 22 de febrero de 1939, en la localidad francesa de Collioure, morirá el poeta. El último verso que escribió decía...
......................................... Estos días azules y este sol de la infancia

Antonio Machado - Retrato

RETRATO
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............................ Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
............................ y un huerto claro donde madura el limonero;
............................ mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
............................ mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

............................ Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
............................ —ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
............................ mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
............................ y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

............................ Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
............................ pero mi verso brota de manantial sereno;
............................ y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
............................ soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

............................ Adoro la hermosura, y en la moderna estética
............................ corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
............................ mas no amo los afeites de la actual cosmética,
............................ ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

............................ Desdeño las romanzas de los tenores huecos
............................ y el coro de los grillos que cantan a la luna.
............................ A distinguir me paro las voces de los ecos,
............................ y escucho solamente, entre las voces, una.

............................ ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
............................ mi verso, como deja el capitán su espada:
............................ famosa por la mano viril que la blandiera,
............................ no por el docto oficio del forjador preciada.

............................ Converso con el hombre que siempre va conmigo
............................ —quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
............................ mi soliloquio es plática con ese buen amigo
............................ que me enseñó el secreto de la filantropía.

............................ Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
............................ A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
............................ el traje que me cubre y la mansión que habito,
............................ el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

............................ Y cuando llegue el día del último vïaje,
............................ y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
............................ me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
............................ casi desnudo, como los hijos de la mar.

JOAN MANUEL SERRAT - RETRATO

Antonio Machado recita poema Lo fatal de Rubén Darío

Fragmento de la serie de RTVE, Lorca, muerte de un poeta, Cap. I Impresiones y paisajes (1903-1918)


12 febrero 2013

La anáfora

Repetir, repetir, repetir
El uso de la repetición como procedimiento retórico en la literatura ya se conoce desde los tiempos de Homero. La repetición proporciona mucha fuerza a la idea reiterada, pero, además, en poesía, aporta un énfasis rítmico que, bien utilizado, puede ayudarnos como ningún otro recurso a crear una música interna en el poema.
Veamos cómo podemos utilizar las repeticiones. Las figuras de repetición son las más numerosas dentro de la retórica. Nosotros sólo vamos a acercarnos a dos ‑anáfora y epífora o epístrofe‑ que se encuentran en el grupo de figuras que repiten elementos idénticos.

LA ANÁFORA
La anáfora es una figura que consiste en repetir la primera o las primeras palabras de un verso en los versos sucesivos. Reitera y refuerza el elemento repetido. Así la han usado algunos grandes poetas. Walt Whitman, en su Canto a mí mismo, reitera el principio de cada frase de esta forma:

....... Yo creo que una hoja de hierba no es menos que el trabajo realizado por las estrellas,
.......Y que la hormiga es igualmente perfecta, y un grano de arena, y el huevo del reyezuelo,
.......Y que la rana arbórea es una obra maestra digna de los escogidos,
.......Y que la zarzamora podría adornar los salones del cielo,
.......Y que la articulación más insignificante de Mi mano avergüenza a todas las máquinas,[...]

Rafael Alberti también utiliza la repetición al inicio de los versos en su poema El ángel de las bodegas (del volumen Sobre los ángeles) repitiendo la primera mitad de cada verso y variando la segunda:


................... La flor del vino, muerta en los toneles,
...................sin haber visto nunca la mar, la nieve.
...................La flor del vino, sin probar el té,
...................sin haber visto nunca un piano de cola.
...................La flor del vino blanco, sin haber visto
...................el mar, muerta. [...]

LA EPÍFORA
La epífora, equivalente a la figura denominada epístrofe, repite como la anáfora elementos iguales, pero en este caso no están al principio sino al final de un verso o de una estrofa.
El poema En la calle (del libro Palabras para Julia y otros poemas), de José Agustín Goytisolo, es un hermoso ejemplo de este recurso. El poeta varía el primer verso de cada estrofa y deja intacto el segundo:
...................... Imaginé el poema
......................y no quiere salir.
......................Golpea mi cabeza
......................y no quiere salir.
......................Yo grito me estremezco
......................y no quiere salir. [...]

CUANDO LA REPETICIÓN ES EL POEMA
Otras veces, el poema en sí es una larga repetición con muy pocas variantes. Éste es un fragmento del poema Quiero... Sueño, del volumen Llamadme publicano, de León Felipe:
...................... [...] Que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero que me arrullen con cuentos;
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero que me sellen la boca y los ojos con cuentos; [...]
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero verme clavado en el tiempo, [...]

El poeta repite con insistencia la frase que no quiero, con lo cual refuerza la idea que trata de transmitir, su furia y su negación a aceptar que me arrullen con cuentos, que me sellen la boca y los ojos con cuentos, verse clavado en el tiempo. Cada uno de esos versos viene reforzado por los tres anteriores. Además, la repetición de una frase idéntica y corta aporta un ritmo rotundo al poema.

Terminaremos con otro ejemplo, en este caso del poeta peruano César Vallejo. Tomemos prestado este fragmento del poema Yuntas, del volumen Poemas humanos:
......................Completamente. Además, ¡vida!
......................Completamente. Además, ¡muerte!
......................Completamente. Además, ¡todo!
......................Completamente. Además, ¡nada!
......................Completamente. Además, ¡mundo!
......................Completamente. Además, ¡polvo! [...]
Como podemos observar, de cada verso solo varía la última palabra. Cada estrofa de dos versos contrapone así dos palabras siempre opuestas: vida/muerte, todo/nada, mundo/polvo.

La sinestesia

La sinestesia es un recurso expresivo que consiste en atribuir las sensaciones propias de un sentido -gusto, tacto, olfato, vista, oído- a lo que se percibe por otro:
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.

............................................................................ Rubén Darío
En el poema de Rubén Darío la palabra dulce alude al sentido del gusto, y son, al del oído.
Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada
.
....................................................................... Gustavo Adolfo Bécquer
RAE

sinestesia
1. f. Biol. Sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del cuerpo a consecuencia de un estímulo aplicado en otra parte de él.
2. f. Psicol. Imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente.
3. f. Ret. Tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales. Soledad sonora. Verde chillón.

Léxico - Hincar los codos

1. loc. verb. coloq. Estudiar con ahínco. (RAE)

Reflexión sobre "Hincar los codos"
Hincar los codos significaba exactamente colocar ambos codos sobre la mesa o el pupitre, levantar los antebrazos de modo que las manos alcanzaran la cabeza y los puños cerrados oprimieran un poco las sienes o las manos abiertas apretaran levemente la frente o el cráneo, inclinar después la cabeza hacia el libro abierto, fijar los ojos en el texto, ir leyendo en silencio o en voz baja y abrir también la mente para que se “fijara” (¡oh, fijarse!) en aquello que se estaba estudiando. De vez en cuando se pasaba página, hacia adelante o hacia atrás; convenientemente también se hacía un discreto subrayado o se tomaba una breve nota.
La página del libro se iba convirtiendo poco a poco en una ventana por donde aparecía un mundo lleno de misterio, de sombras y luces, de colores, sonidos y muchos silencios, de cosas conocidas y otras sorprendentes. Empezaba así el diálogo difícil con las cosas de aquel mundo traspaginado a la mente; y el estudiante remiraba, recolocaba y adivinaba o creía adivinar; fijaba (figere) al mismo tiempo que fingía (fingere), copiaba al mismo tiempo que recreaba… y así se recreaba a sí mismo. Inmóvil, inmovilizaba; mirando, veía; buscando, encontraba; pensando, entendía… O no; también entraba el sueño, la desesperación y el aburrimiento. Entonces se cerraban los ojos y se veían otros lugares y otras cosas que no estaban en aquel libro, pero que existían en el recuerdo de lo que se había vivido en vacaciones o durante el curso, en el patio o en la calle o en casa o dondequiera que uno pudiera estar…

11 febrero 2013

Rubén Darío

Rubén Darío (1867-1916). Nació en Metapa, un pueblo de Nicaragua (hoy Ciudad Darío). Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento. Se inició muy joven como poeta de corte romántico (Epístolas y poemas, 1885) y combinó su actividad literaria con la práctica del periodismo.
Viajó a Chile y a Argentina, países en los que conoció las nuevas tendencias literarias europeas. Realizó diversos viajes como diplomático por América y Europa, incluidas dos visitas a España en las que conoció a autores como Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez. Murió en León (Nicaragua).
Rubén Darío está considerado el iniciador del modernismo literario, movimiento que difundió por América y Europa, incluida España.
La literatura de Rubén Darío persiguió la novedad formal por medio de la ruptura con planteamientos estéticos anteriores.
La producción del nicaragüense refleja las influencias parnasiana y simbolista, así como su fe en la superioridad de los poetas, a los que consideraba seres conectados con la divinidad y con las fuerzas de la naturaleza, capaces de interpretar el mundo por medio de la palabra.

Azul... y Prosas profanas

El primer libro de Darío que refleja los temas y novedades modernistas es Azul..., publicado en 1888. En la obra se combinan el verso y la prosa: incluye cuentos breves y algunos poemas, en los que se recrea un mundo de hadas, princesas, seres mitológicos, palacios, cisnes... Todo ello presentado con una adjetivación y unas imágenes sorprendentes.

Prosas profanas, otro de sus libros, se publicó en 1896 y destacó por sus innovaciones métricas y verbales. En la obra se incorporaron poemas de evasión exótica y aristocrática, como los de Azul..., aunque aparecen también temas sociales y españoles. Pero, por encima de todos ellos, el tema predominante es el erotismo.
DE INVIERNO
En invernales horas, mirad a Carolina.
Medio apelotonada, descansa en el sillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,
rozando con su hocico la falda de Alençón,
no lejos de las jarras de porcelana china
que medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;
entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
voy a besar su rostro, rosado y halagüeño

como una rosa roja que fuera flor de lis.
Abre los ojos; mírame con su mirar risueño,
y en tanto cae la nieve del cielo de París.
Rubén Darío, Prosas profanas

COMENTARIO DE TEXTO - 4
1.- Lee el poema de Rubén Darío De invierno
2.- ¿Qué se describe en el poema? Enumera los elementos seleccionados.
3.- Indica qué aspectos de la composición reflejan el exotismo.
4.- Localiza los elementos sensoriales aludidos en el poema De invierno.
5.- Realiza un análisis métrico y di de qué tipo de poema se trata.
6.- ¿Qué verso se utiliza habitualmente en este modelo? ¿Cuál emplea Darío?



Cantos de vida y esperanza
Esta obra, publicada en 1905, significó un cambio en el planteamiento literario de Rubén Darío, como él mismo manifiesta en el siguiente poema.
DE OTOÑO
Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!
Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza

En Cantos de vida y esperanza, Darío abordó nuevos motivos temáticos y empleó un tono más personal, íntimo y reflexivo.
Estilísticamente, en esta obra Darío atenúa la búsqueda de una belleza externa, ornamentada, aunque no prescinde de las innovaciones formales.
Temáticamente, este poemario se centra en dos líneas fundamentales:
  • Las preocupaciones filosóficas, reflejadas en temas como el paso del tiempo, la pérdida de la juventud y el sentido de la existencia.
  • El mundo hispánico, cuya cultura reafirma. El poeta sugiere la unión de los pueblos americanos frente al imperialismo estadounidense.
Lo fatal
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
 
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
 
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
 
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza
COMENTARIO DE TEXTO - 5
1.- Lee el poema Lo fatal
2.- Indica qué seres son dichosos y cuáles padecen más según el poema. Explica qué motivos aduce el autor.
3.- ¿A qué sentimientos aluden numerosos sustantivos?
4.- ¿De qué se habla en los versos 10 y 11? ¿Qué procedimiento de contraste se utiliza y qué efecto provoca el polisíndeton?
5.- Mide los versos del poema Lo fatal y señala la rima. ¿Qué estrofas aparecen?

Rubén Darío - Sonatina

SONATINA

                                      La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
                                      Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
                                      que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
                                      La princesa está pálida en su silla de oro,
                                      está mudo el teclado de su clave de oro;
                                      y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

                                      El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
                                      Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
                                      y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
                                      La princesa no ríe, la princesa no siente;
                                      la princesa persigue por el cielo de Oriente
                                      la libélula vaga de una vaga ilusión.

                                      ¿Piensa acaso en el príncipe del Golconsa o de China,
                                      o en el que ha detenido su carroza argentina
                                      para ver de sus ojos la dulzura de luz?
                                      ¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
                                      o en el que es soberano de los claros diamantes,
                                      o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

                                      ¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
                                      quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
                                      tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
                                      ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
                                      saludar a los lirios con los versos de mayo,
                                      o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

                                      Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
                                      ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
                                      ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
                                      Y están tristes las flores por la flor de la corte;
                                      los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,
                                      de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

                                      ¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
                                      Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
                                      en la jaula de mármol del palacio real,
                                      el palacio soberbio que vigilan los guardas,
                                      que custodian cien negros con sus cien alabardas,
                                      un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

                                      ¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
                                      (La princesa está triste. La princesa está pálida)
                                      ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
                                      ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
                                     -la princesa está pálida. La princesa está triste-
                                      más brillante que el alba, más hermoso que abril!

                                      ¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
                                      en caballo con alas, hacia acá se encamina,
                                      en el cinto la espada y en la mano el azor,
                                      el feliz caballero que te adora sin verte,
                                      y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
                                      a encenderte los labios con su beso de amor!