En su acepción actual, el adjetivo inocente se aplica a aquellos que están libres de culpa y a las personas cándidas, sin malicia. El Diccionario de la Academia también registra la acepción etimológica de ‘que no causa daño’.
La palabra española se deriva de la latina innocens, -ntis (el que no perjudica), formada por nocere (dañar, perjudicar), precedido por el prefijo privativo in-.
Por su etimología, inocente está vinculada a su opuesto nocivo (el que hace daño), que también procede de nocere, a través de nocivus. Otra palabra que comparte la etimología de inocente y coincide con su significado primitivo es inocuo, del latín innocuus (que no hace daño, que no es nocivo).
Todas estos términos tienen un origen común: la raíz indoeuropea nek-, de la cual proceden también, entre otras, la palabra latina nex (muerte violenta) y el prefijo latino necro- (muerte), presente en necrología, necrópolis, etc.
En los países católicos se celebra el 28 de diciembre el Día de los Santos Inocentes, en memoria de los recién nacidos que fueron degollados por orden de Herodes con la intención de matar a Jesús, porque se sintió amenazado cuando los arúspices le dijeron que había nacido un rey. Algunos traductores judiciales de inglés a español sostienen que la expresión not guilty, empleada por la justicia penal de los países anglosajones no debiera traducirse por inocente, sino por 'no culpable' puesto que not guilty no significa que el acusado sea inocente, sino que no fue posible demostrar su culpabilidad. Sin embargo, no es exactamente eso lo que significa ‘inocente’ en el lenguaje de los tribunales de los países hispanohablantes.
La palabra española se deriva de la latina innocens, -ntis (el que no perjudica), formada por nocere (dañar, perjudicar), precedido por el prefijo privativo in-.
Por su etimología, inocente está vinculada a su opuesto nocivo (el que hace daño), que también procede de nocere, a través de nocivus. Otra palabra que comparte la etimología de inocente y coincide con su significado primitivo es inocuo, del latín innocuus (que no hace daño, que no es nocivo).
Todas estos términos tienen un origen común: la raíz indoeuropea nek-, de la cual proceden también, entre otras, la palabra latina nex (muerte violenta) y el prefijo latino necro- (muerte), presente en necrología, necrópolis, etc.
En los países católicos se celebra el 28 de diciembre el Día de los Santos Inocentes, en memoria de los recién nacidos que fueron degollados por orden de Herodes con la intención de matar a Jesús, porque se sintió amenazado cuando los arúspices le dijeron que había nacido un rey. Algunos traductores judiciales de inglés a español sostienen que la expresión not guilty, empleada por la justicia penal de los países anglosajones no debiera traducirse por inocente, sino por 'no culpable' puesto que not guilty no significa que el acusado sea inocente, sino que no fue posible demostrar su culpabilidad. Sin embargo, no es exactamente eso lo que significa ‘inocente’ en el lenguaje de los tribunales de los países hispanohablantes.
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