La antigua palabra latina para tierra, humus, llegó intacta hasta nosotros para denominar la capa superficial de la tierra, la más rica en nutrientes. Humum ore mordere (morder la tierra) decía Virgilio, y también humo mandare (enterrar, dar sepultura).
Los más remotos orígenes presumibles de humus están en el vocablo indoeuropeo dhghem- (tierra), el mismo de donde proviene el vocablo griego geon (tierra, país).
Derivados de humus están presentes en numerosos vocablos de nuestra lengua vinculados a la idea de tierra, tales como inhumar (enterrar), exhumar (desenterrar) o trashumante (pueblo pastoril que emigra de una tierra a otra).
Los más remotos orígenes presumibles de humus están en el vocablo indoeuropeo dhghem- (tierra), el mismo de donde proviene el vocablo griego geon (tierra, país).
Derivados de humus están presentes en numerosos vocablos de nuestra lengua vinculados a la idea de tierra, tales como inhumar (enterrar), exhumar (desenterrar) o trashumante (pueblo pastoril que emigra de una tierra a otra).
Pero también homo, hominis (hombre) es aquel ser que habita en la tierra, a diferencia de los dioses, y humidus (húmedo) es aquello que está ligeramente mojado, como la tierra.
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