Para los pueblos indoeuropeos –cuyos idiomas dieron origen a ciento cincuenta lenguas habladas hoy por la mitad de la humanidad– la palabra empleada para mes era la misma que designaba a la Luna, lo que no debe sorprender, si recordamos que una lunación dura veintiocho días.
En efecto, la raíz indoeuropea dio lugar al vocablo griego men, mene, del que se derivó el vocablo latino mensis, que llegó a nosotros bajo la forma mes.
La primitiva equivalencia entre ‘luna’ y ‘mes’ se perdió en latín, pero en otras lenguas se mantuvo una proximidad entre ambos términos: en inglés, month/Moon; en alemán Monat/Mond; en holandés Maand/maan y, en sueco, månad/måne.
En efecto, la raíz indoeuropea dio lugar al vocablo griego men, mene, del que se derivó el vocablo latino mensis, que llegó a nosotros bajo la forma mes.
La primitiva equivalencia entre ‘luna’ y ‘mes’ se perdió en latín, pero en otras lenguas se mantuvo una proximidad entre ambos términos: en inglés, month/Moon; en alemán Monat/Mond; en holandés Maand/maan y, en sueco, månad/måne.
En español, muchas otras palabras se derivaron de mes o de mensis, tales como menstruación, menopausia, amenorrea, trimestre y semestre.
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