Artículo de opinión publicado en el Diario Información de Alicante el 31 de enero de 2009.
Julio G. Pesquera
Respecto a la campaña promovida por el Ayuntamiento "Alicante guapa, guapa, guapa" me han planteado varios lectores si no sería más correcto concordar el adjetivo en masculino, pero el asunto, a primera vista baladí, tiene más miga de la que parece y obliga a reflexionar de manera global sobre la cuestión del género, y en particular sobre el de los nombres de las ciudades, para tratar de llegar a una conclusión razonada.
En principio, hay que establecer que el género es un rasgo arbitrario, salvo en los casos en que se refiere a seres sexuados concretos -león, leona, gato, gata- y que los nombres de objetos, cualidades y, en general, seres a los que no se puede atribuir sexo son masculinos o femeninos sin ninguna razón que lo justifique, de modo que en una lengua un vocablo puede ser masculino y el equivalente, en otra, femenino. En español hay una marcada tendencia a que los nombres acabados en /o/ sean masculinos y por tanto se pueda poner delante de ellos el artículo "el" y que los acabados en /a/ sean femeninos y lleven el artículo "la". Con algunas excepciones, porque, por ejemplo, "mano" termina en /o/ y decimos "la mano" y "hampa" acaba en /a/ y decimos "el hampa". Además, se plantea que hay muchísimos sustantivos que no terminan ni en /o/ ni en /a/ sino en otra vocal o en cualquier consonante y entonces sí que se hace más patente que no existen ni norma ni tendencia válida sino que se pone de manifiesto la arbitrariedad más absoluta y sabemos que "camión", "clarinete" o "rosal" son masculinos por la gracia de Dios, y "matriz", "flexión" o "humildad" son femeninos porque así lo ha impuesto el uso. Hay además una excepción: cuando un nombre comienza por /a/ tónica, es decir, acentuada, no porque lleve o no tilde sino porque recaiga en ella la mayor fuerza de voz -eso es lo que significa estar acentuada- como en "águila", "aula" o "agua", en singular se pone delante el artículo "el", como si fueran masculinas, aunque no lo sean (lo que se descubre porque en plural se dice "las águilas", "las aulas", "las aguas") para evitar la cacofonía (el mal sonido) que resultaría al poner "la" delante -pueden hacer la prueba para comprobarlo-, y así, se forma "el águila", "el aula", "el agua". Se da, incluso, que hay nombres invariables en cuanto al género como "el/la pianista" o "el/la siquiatra" en los que es el artículo el que distingue y otros que poseen una forma única para los dos sexos: "la perdiz", "el mosquito", "el lince" y muchos más; en estos suelen agregarse para distinguir el sexo las palabras "macho" o "hembra".
Y llegamos a los nombres de las ciudades. Si nos fijamos en las capitales de provincia españolas encontraremos que las acabadas en /a/ son indudablemente femeninas: "La Barcelona de principios del siglo XX fue muy revolucionaria", "La Vitoria actual es un modelo de ciudad limpia y moderna". Por el contrario, las acabadas en /o/ como Toledo o Lugo son masculinas -"Tomando unos vinos por el Lugo de las tabernas se pasa la tarde estupendamente y se come"-, pero las hay que terminan en otras vocales o en consonante y en estos casos el uso ha consagrado que sean masculinas: "El León monumental merece cuando menos dos días de visita", "Me encanta el Madrid de los Austrias", y no es posible hablar de "la León" ni de "la Madrid". En cuando al nombre de nuestra ciudad parece que sigue la misma regla y se prefiere "El Alicante de mi niñez era mucho más familiar y recogido" frente a "La Alicante de mi niñez", donde la sucesión de aes -"La Alicante"- no produce un efecto sonoro precisamente agradable y, aunque pueda haber a quien no le parezca mal, lo que es indudable es que la forma con el actualizador masculino delante resulta aceptada por todos.
Pero hete aquí que, si el nombre no va precedido de artículo, la cosa cambia, y cuando hace unos años se diseñó otra campaña para concienciar a la ciudadanía de que había que mejorar el aspecto de las calles y aceras se eligió como eslogan "Alicante ciudad limpia" en el que el adjetivo "limpia" concuerda con el nombre "ciudad". Esta vez se ha optado por eliminar "ciudad", aunque sigue estando por debajo de lo dicho en lo que los lingüistas llaman "la estructura profunda" -lo pensado- y por eso parece que nos suena mejor "Alicante guapa" que "Alicante guapo" pues el adjetivo concuerda con un sustantivo, "ciudad", que no está expreso, pero que se supone.
No hay de qué.
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