15 noviembre 2012

José de Espronceda (1808 - 1842)

José de Espronceda nació cerca de Almendralejo (1808). En Madrid estudió con Alberto Lista, notable poeta. A los quince años presencia el ahorcamiento de Riego, héroe liberal, y funda con otros muchachos una sociedad secreta, Los Numantinos, para combatir el absolutismo. Sufrió por ello prisión. Tres años después, huye a Lisboa para unirse a los exiliados liberales, y se enamora de Teresa Mancha; la sigue a Inglaterra. Vive después en Bélgica y Francia, donde toma parte en la revolución de 1830. Raptó a Teresa, que se había casado, y vuelve con ella a Madrid, acogiéndose a una amnistía. Teresa lo abandona, dejándole una niña de dos años, y, poco después, muere. Como diplomático, marcha a Holanda; al regreso, es elegido diputado por Almería. Se enamora otra vez, pero, a punto de casarse, muere en Madrid (1842). Tenía treinta y cuatro años.
OBRAS
Representa Espronceda el Romanticismo liberal más exaltado. Su vida anárquica, disipada y generosa, es paradigma del hombre romántico. Cultivó los principales géneros de su tiempo:
       - el poema épico: El Pelayo;
       - la novela histórica: Sancho Saldaña;
       - el teatro histórico: Blanca de Borbón.
Pero fue, sobre todo, gran poeta lírico. Reunió sus poemas en un libro (Poesías, 1840), en que alternan poemas juveniles, aún neoclásicos, con otros de desbordado talante romántico.
Sin embargo, sus obras poéticas más importantes son El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.

El estudiante de Salamanca. Consta de cerca de dos mil versos polimétricos. Y narra los crímenes e impiedades de don Félix de Montemar, cuya amada, Elvira, abandonada por él, muere de pesar. Una noche se le aparece; él la persigue por las calles de Salamanca, y, en una nueva visión, contempla su propio entierro, y su boda con el esqueleto de Elvira en ultratumba. Después, muere sin contrición. Es el mejor poema narrativo del siglo XIX.

El diablo mundo. Publicado en cuadernillos a partir de 1840, quedó sin terminar. Consta de más de ocho mil versos, y quería ser un ambicioso poema lírico, filosófico y social, una especie de epopeya de la vida humana. Su protagonista, llamado simbólicamente Adán, al afrontar la realidad, es víctima de la persecución y de la malicia, y descubre la gran "injusticia" de la muerte. El fragmento mejor es el Canto a Teresa, evocación de su gran amor, de la decepción de la ruptura con su amante, y de la amargura que siguió al fallecimiento de esta. Constituye una extraña tierna y cínica elegía, una de las más hermosas de nuestra literatura.

La obra de Espronceda se corresponde con la exaltación, con las sombras y luces de su vivir. No es enteramente original: pesan sobre su obra influjos claros (el del inglés Byron, sobre todo), pero aún luce más su talento cuando imita: sus modelos parecen desvaídos ante el ímpetu de su arte.
Es un gran lírico, al que perjudican hoy los excesos formales y temáticos del Romanticismo, que, lógicamente, pertenecen a aquel tiempo y no al nuestro: rápida mutación de metros, sonoridades retumbantes, adjetivos lúgubres, efectistas rimas agudas, etcétera. Pero, a veces, sus versos brotan de una refinada melancolía, hondamente lírica. Escritores posteriores Rubén Darío, Manuel Machado recibieron su influjo.

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