12 febrero 2013

La anáfora

Repetir, repetir, repetir
El uso de la repetición como procedimiento retórico en la literatura ya se conoce desde los tiempos de Homero. La repetición proporciona mucha fuerza a la idea reiterada, pero, además, en poesía, aporta un énfasis rítmico que, bien utilizado, puede ayudarnos como ningún otro recurso a crear una música interna en el poema.
Veamos cómo podemos utilizar las repeticiones. Las figuras de repetición son las más numerosas dentro de la retórica. Nosotros sólo vamos a acercarnos a dos ‑anáfora y epífora o epístrofe‑ que se encuentran en el grupo de figuras que repiten elementos idénticos.

LA ANÁFORA
La anáfora es una figura que consiste en repetir la primera o las primeras palabras de un verso en los versos sucesivos. Reitera y refuerza el elemento repetido. Así la han usado algunos grandes poetas. Walt Whitman, en su Canto a mí mismo, reitera el principio de cada frase de esta forma:

....... Yo creo que una hoja de hierba no es menos que el trabajo realizado por las estrellas,
.......Y que la hormiga es igualmente perfecta, y un grano de arena, y el huevo del reyezuelo,
.......Y que la rana arbórea es una obra maestra digna de los escogidos,
.......Y que la zarzamora podría adornar los salones del cielo,
.......Y que la articulación más insignificante de Mi mano avergüenza a todas las máquinas,[...]

Rafael Alberti también utiliza la repetición al inicio de los versos en su poema El ángel de las bodegas (del volumen Sobre los ángeles) repitiendo la primera mitad de cada verso y variando la segunda:


................... La flor del vino, muerta en los toneles,
...................sin haber visto nunca la mar, la nieve.
...................La flor del vino, sin probar el té,
...................sin haber visto nunca un piano de cola.
...................La flor del vino blanco, sin haber visto
...................el mar, muerta. [...]

LA EPÍFORA
La epífora, equivalente a la figura denominada epístrofe, repite como la anáfora elementos iguales, pero en este caso no están al principio sino al final de un verso o de una estrofa.
El poema En la calle (del libro Palabras para Julia y otros poemas), de José Agustín Goytisolo, es un hermoso ejemplo de este recurso. El poeta varía el primer verso de cada estrofa y deja intacto el segundo:
...................... Imaginé el poema
......................y no quiere salir.
......................Golpea mi cabeza
......................y no quiere salir.
......................Yo grito me estremezco
......................y no quiere salir. [...]

CUANDO LA REPETICIÓN ES EL POEMA
Otras veces, el poema en sí es una larga repetición con muy pocas variantes. Éste es un fragmento del poema Quiero... Sueño, del volumen Llamadme publicano, de León Felipe:
...................... [...] Que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero que me arrullen con cuentos;
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero que me sellen la boca y los ojos con cuentos; [...]
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero,
......................que no quiero verme clavado en el tiempo, [...]

El poeta repite con insistencia la frase que no quiero, con lo cual refuerza la idea que trata de transmitir, su furia y su negación a aceptar que me arrullen con cuentos, que me sellen la boca y los ojos con cuentos, verse clavado en el tiempo. Cada uno de esos versos viene reforzado por los tres anteriores. Además, la repetición de una frase idéntica y corta aporta un ritmo rotundo al poema.

Terminaremos con otro ejemplo, en este caso del poeta peruano César Vallejo. Tomemos prestado este fragmento del poema Yuntas, del volumen Poemas humanos:
......................Completamente. Además, ¡vida!
......................Completamente. Además, ¡muerte!
......................Completamente. Además, ¡todo!
......................Completamente. Además, ¡nada!
......................Completamente. Además, ¡mundo!
......................Completamente. Además, ¡polvo! [...]
Como podemos observar, de cada verso solo varía la última palabra. Cada estrofa de dos versos contrapone así dos palabras siempre opuestas: vida/muerte, todo/nada, mundo/polvo.

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