1. loc. verb. coloq. Estudiar con ahínco. (RAE)
Reflexión sobre "Hincar los codos"
Hincar los codos significaba exactamente colocar ambos codos sobre la mesa o el pupitre, levantar los antebrazos de modo que las manos alcanzaran la cabeza y los puños cerrados oprimieran un poco las sienes o las manos abiertas apretaran levemente la frente o el cráneo, inclinar después la cabeza hacia el libro abierto, fijar los ojos en el texto, ir leyendo en silencio o en voz baja y abrir también la mente para que se “fijara” (¡oh, fijarse!) en aquello que se estaba estudiando. De vez en cuando se pasaba página, hacia adelante o hacia atrás; convenientemente también se hacía un discreto subrayado o se tomaba una breve nota.
La página del libro se iba convirtiendo poco a poco en una ventana por donde aparecía un mundo lleno de misterio, de sombras y luces, de colores, sonidos y muchos silencios, de cosas conocidas y otras sorprendentes. Empezaba así el diálogo difícil con las cosas de aquel mundo traspaginado a la mente; y el estudiante remiraba, recolocaba y adivinaba o creía adivinar; fijaba (figere) al mismo tiempo que fingía (fingere), copiaba al mismo tiempo que recreaba… y así se recreaba a sí mismo. Inmóvil, inmovilizaba; mirando, veía; buscando, encontraba; pensando, entendía… O no; también entraba el sueño, la desesperación y el aburrimiento. Entonces se cerraban los ojos y se veían otros lugares y otras cosas que no estaban en aquel libro, pero que existían en el recuerdo de lo que se había vivido en vacaciones o durante el curso, en el patio o en la calle o en casa o dondequiera que uno pudiera estar…
La página del libro se iba convirtiendo poco a poco en una ventana por donde aparecía un mundo lleno de misterio, de sombras y luces, de colores, sonidos y muchos silencios, de cosas conocidas y otras sorprendentes. Empezaba así el diálogo difícil con las cosas de aquel mundo traspaginado a la mente; y el estudiante remiraba, recolocaba y adivinaba o creía adivinar; fijaba (figere) al mismo tiempo que fingía (fingere), copiaba al mismo tiempo que recreaba… y así se recreaba a sí mismo. Inmóvil, inmovilizaba; mirando, veía; buscando, encontraba; pensando, entendía… O no; también entraba el sueño, la desesperación y el aburrimiento. Entonces se cerraban los ojos y se veían otros lugares y otras cosas que no estaban en aquel libro, pero que existían en el recuerdo de lo que se había vivido en vacaciones o durante el curso, en el patio o en la calle o en casa o dondequiera que uno pudiera estar…
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